Estamos viviendo situaciones que ciertamente no imaginamos. Hoy se nos plantean nuevos paradigmas al convivir en nuestro hogar. La casa que siempre ha sido un refugio natural, en estos momentos también es el lugar en el que trabajamos, estudiamos, nos ejercitamos, convivimos, desayunamos, comemos, cenamos, descansamos y, por supuesto, también disfrutamos.
El entorno que nos rodea y el espacio físico en el que vivimos influye en el rendimiento diario y en nuestro estado de ánimo. Existen diversos estudios en donde se ha analizado el desempeño laboral de las personas en función del espacio en el que trabajan; lo que se ha encontrado es que existe una relación con la productividad. Cuando las personas se sienten más a gusto, su desempeño suele ser más eficiente.
En los espacios residenciales la correlación entre el ambiente y el estado de ánimo de los habitantes es clara. Es más fácil disfrutar de un buen rato en una atmósfera agradable y luminosa que en otra desagradable y oscura.
Analizar la historia de la evolución de la vivienda a través de los años es muy interesante. En la época actual las casas no han sido diseñadas para que todos sus habitantes estuvieran ahí las 24 horas del día realizando todas sus actividades. Sin embargo, hoy es la forma en que estamos viviendo la mayoría de las personas, lo que ha supuesto todo un reto.
Algunas casas cuentan con espacios específicos para cada actividad, por lo que estar ahí más tiempo ha servido para disfrutar con calma y sin prisas cada rincón del hogar, algunas personas están redescubriendo espacios que antes no utilizaban.
Para otros, esta nueva realidad ha supuesto replantear la forma de vivir en los mismos espacios y optimizar al máximo cada centímetro cuadrado.
Lo que ha quedado más claro que nunca en este tiempo, es la importancia de tener una casa funcional en donde nos sintamos bien y podamos ser felices. Una de las inversiones más inteligentes es la que realizamos para embellecer nuestro hogar, y no me refiero únicamente a la inversión económica, pues considero que el tiempo y el esfuerzo que se dedica en este sentido es verdaderamente importante y se ve claramente reflejado en el resultado.
Como sólo se vive una vez, dispongámonos a tener una casa bien diseñada que nos ayude a fomentar la alegría. Vivir en un entorno bello termina siendo una decisión personal; por muchos condicionamientos positivos o negativos que se dan a favor o en contra, las decisiones se toman o no.
En estos tiempos que nos han tocado vivir es recomendable hacer un esfuerzo para disfrutar más nuestra casa.
Algunos criterios a tomar en cuenta son: ser agradecido, ser flexibles, no perder la sencillez, cuidar todos los detalles por más pequeños que sean y siempre mantener el orden en todos los aspectos.