Cualquier persona desea y necesita tener un espacio en el cual refugiarse y sentirse a salvo. Desde pequeños crecemos con una fuerte influencia de los espacios que habitamos y cuando pensamos en nuestra casa, no solamente vienen a nuestra mente recuerdos del lugar físico, también influye el cómo estaban dispuestos esos espacios, las dimensiones, sus características y los objetos que ahí se encontraban.
Es probable que no seamos conscientes de cómo nos marca en la vida el entorno en donde nos hemos desarrollado, sin embargo, su influencia es innegable.
A cualquiera que le preguntemos “¿cómo es la casa de tus sueños?, ¿cómo sería tu casa ideal?” responderá, entre muchas otras características: bonita, armoniosa, luminosa, atractiva, con vida, agradable. Hasta ahora no he encontrado a una sola persona que diga que le gustaría vivir en una casa fea.
Lo natural es que nos interesa vivir en un espacio lindo en el que podamos pasar momentos agradables placenteros y especialmente felices. Todos pensamos en la casa ideal para vivir.
Si queremos tener un estilo de vida que nos haga más plenos y nos ayude a alcanzar nuestros sueños, es necesario vivir en un ambiente reconfortante y estar dispuestos a trabajar para conseguir nuestra casa de ensueño. Esto no es algo difícil, de hecho es relativamente sencillo una vez que se toma la decisión de hacerlo y si descubrimos que vivimos en un espacio que no nos provoca placer, es motivo suficiente para plantearnos un cambio.
Una vez tomada la decisión de mejorar nuestro entorno, tenemos que darnos un tiempo de reflexión para pensar, analizar, y tener muy claro lo que no nos gusta y abrirnos las puertas a lo que sí. Para conocer y entender nuestras preferencias, tenemos que observar nuestro entorno y profundizar en las sensaciones que nos produce cada cosa, así descubriremos lo que nos hace sentir bien y lo que no: descubriremos cómo queremos que sea nuestra casa ideal. De esta manera es posible cambiar lo que no nos guste, lo que no nos genere un sentimiento de bienestar y de placer… En resumen, cualquier cosa que no nos haga feliz, tendríamos que cambiarla.
Si estás buscando un estilo de vida placentero, enriquecedor, agradable y feliz, es necesario vivir en un espacio que esté alineado con estos objetivos. Para lograrlo, es indispensable tener una casa que contribuya a nuestra felicidad, y si no es así, ¿qué esperas? ¡Cámbiala! Te garantizo que serás más feliz. Si necesitas ayuda para conseguirlo, con mucho gusto podemos colaborar contigo para hacer tu sueño realidad. ¡Búscame!