Fortaleciendo la armonía en el equipo de la firma.
Hoy escribo desde Morelia, una ciudad colonial en el estado de Michoacán. Recorrer nuestro país es algo que siempre me ha gustado y hay algunas ciudades, como esta, que definitivamente me han cautivado, por eso decidí compartirla con el equipo y elegirla como sede para nuestra convención anual.
Me gusta invertir tiempo en crear lazos entre los integrantes de la firma, y no solamente para mejorar la comunicación y trabajar más eficazmente, también para conocernos más, comprendernos a profundidad y entendernos mejor. Siempre he creído en la idea de que solos llegamos más rápido pero en equipo llegamos más lejos, para juntos, alcanzar nuestras metas.
Destinar unos días para llevar a cabo nuestra convención siempre es un reto en muchos sentidos; es necesario organizar toda una logística para no desatender a ninguno de nuestros clientes, además de planear los objetivos del evento y tener claro lo que pretendemos lograr. La parte más complicada es dejar a la familia, personalmente es algo que a mí me cuesta mucho, y no me refiero a organizar la dinámica familiar mientras no estoy en casa, lo que me pesa es no verlos, no escucharlos, no abrazarlos… Sin embargo, soy consciente que el esfuerzo que supone esta separación momentánea lo hacen todos los miembros del equipo con sus respectivas familias y sé que al final siempre vale la pena.
Lo más estimulante es que este esfuerzo realizado se ve recompensado con una gran cantidad de momentos que, sin duda, serán memorables en la historia de nuestra firma. Creo en el valor de crear tradiciones como hacer una convención y lo más estimulante es que la mayoría del equipo la espera con ilusión. Desafortunadamente, esta tradición se vio interrumpida un par de años por causas que nunca imaginamos vivir como la pandemia que vivimos; felizmente eso va quedando en el pasado y ahora podemos volver a reunirnos y convivir con un enfoque de mayor conciencia y agradecimiento.
Considero que antes de estos sucesos no éramos tan conscientes de todo lo que tenemos y ahora que podemos otra vez estar juntos libremente, me parece que lo hacemos con una nueva perspectiva que nos permite valorar cada instante en compañía de los demás.
Personalmente, llegué a esta convención con muchas expectativas y, felizmente, no me ha defraudado; por el contrario, me llevo muchos aprendizajes, algunas sorpresas y la certeza de que rodearse de personas valiosas, creativas, divertidas, estudiosas, apasionadas, simpáticas y comprometidas, es la mejor manera de vivir la vida.
En estos días que he podido convivir más tiempo, sin la presión de resolver la operación diaria, en un ambiente más relajado, en un entorno idílico y haciendo actividades muy distintas, he disfrutado de cada uno de los miembros del equipo. He tenido el privilegio de conocerlos más, de escuchar sus ideas, sus inquietudes, de descubrir sus aspiraciones y sus sueños; los he podido observar, me han permitido fotografiarlos y he disfrutado enormemente reír con ellos.
Ha sido un tiempo muy valioso para reflexionar en conjunto, hemos analizando lo que nos gusta del trabajo pero también pudimos profundizar en aquello que no nos gusta. Hemos hablado apasionadamente sobre nuestras áreas de oportunidad y hemos planteado una gran cantidad de ideas para realizar de mejor manera nuestras labores diarias.
Quedan unas horas aún para disfrutar del cierre de este evento y ya siento la nostalgia de que está por terminar, sin embargo estoy consciente de lo afortunada que soy de estar rodeada de personas tan valiosas, talentosas y a las que verdaderamente admiro y quiero con toda el alma.
Ya escribiré sobre las conclusiones de estos días maravillosos, llenos de buenos momentos, de un trabajo distinto y de risas genuinas.
¡Hasta la próxima!