Te cuento mi historia
Soy Mariangel Coghlan, una apasionada del diseño, que desde niña soñaba con la posibilidad de crear un mundo más bello y más humano. Al momento de elegir profesión, analizando entre varias posibilidades mi madre me cuestionó lo que realmente quería hacer el resto de mi vida. Decidí estudiar arquitectura y especializarme en interiorismo, con la idea de contribuir al embellecimiento del entorno.
Al graduarme inicie mi vida profesional colaborando con una marca de mobiliario mexicano, después de 3 años en los que adquirí bastante experiencia, decidí seguir mi sueño: deseaba transformar espacios para ayudar a las personas a vivir mejor, con esto en mente fundé mi primera firma de diseño.
Sabía lo que quería, pero no tenía idea de por dónde empezar; nadie me explicó lo que era emprender, inclusive me parece que no había escuchado la palabra. No asistí a una aceleradora, ni sabía nada de negocios, simplemente me lancé a la aventura.
En cada paso que daba consultaba con las personas que conocía, y creía que me podrían ayudar. Recuerdo el momento de firmar el contrato de la primera renta y ser consciente de que me estaba jugando los ahorros de toda mi vida. Más de un experto opinó que era una absoluta irresponsabilidad lanzarme así, sin haber realizado ningún estudio de mercado, sin haber desarrollado un presupuesto detallado, sin comprender bien cómo leer un estado de resultados, ni tener la más mínima idea de lo que es el ebitda.
Sin embargo intuía que era capaz de prestar mis servicios a muchas personas y que con mi trabajo bien realizado tenía la posibilidad de mejorar su calidad de vida. De igual manera sabía que, con el apoyo, el cariño y el impulso del que era en ese entonces mi novio y ahora es mi esposo podría hacer lo que fuera.
Sigo pensando que nuestro quehacer profesional como interioristas es de suma importancia, cada día estoy más convencida de que el espacio en el que habitamos influye más de lo que nos imaginamos en nuestras disposiciones y en nuestra manera de percibir el mundo.
Han pasado muchos años desde entonces y hoy, después de haber creado dos firmas exitosas de diseño, de haber fracasado en un emprendimiento de ecommerce, de haber publicado dos libros, de haber recibido varios reconocimientos y premios, de ser miembro activo de EO (Entrepreneur Organization), de haber estudiado el programa de perfeccionamiento directivo AD-2 del IPADE, de haber realizó un curso de liderazgo e innovación en Harvard Business School, de haber diseñado más de 978,000 metros cuadrados, sé que el secreto está en hacer algo que amas y que verdaderamente te apasiona.
Me siento muy orgullosa de comprobar que nuestro trabajo profesional ha colaborado a la plenitud de los habitantes de los espacios que hemos diseñado.
Soy muy consciente de que el camino del emprendimiento es apasionante y exigente. Sé que es necesario equivocarse y aprender de los errores, sé que es indispensable pedir ayuda, estudiar y formarse. Sé que es obligatorio esforzarse cada día analizando lo que hemos hecho bien y cuestionarnos lo que podemos hacer mejor. Pero lo que tengo más claro de todo este recorrido es que: es esencial contar con apoyo. Sin el impulso diario de mi esposo, el cariño de mis cuatro hijos, el soporte de mi familia, las porras de mis amigos, la entrega de mi equipo, la confianza de nuestros clientes, las alianzas con nuestros proveedores y socios comerciales, mi sueño no sería posible.
El emprendimiento es demandante pero también es fascinante y desde luego ¡siempre vale la pena!