En el emocionante proceso de realizar un proyecto a distancia, después de dedicar horas de trabajo, múltiples revisiones y supervisar cada detalle del diseño, llega el momento de ver el espacio terminado. Es entonces cuando me acerco con gran emoción y ciertos nervios, como si estuviera reencontrándome con un viejo amigo de la infancia que no he visto en años. Es como decirle al espacio diseñado: “Hola, soy Mariangel. ¿Me recuerdas? ¡Qué alegría verte completo, acogedor y, sobre todo, hermoso!“
Recientemente, tuve la oportunidad de experimentar esta emoción al ver terminado un departamento muestra en el Country Club de Campeche, una ciudad que me fascina. Aunque no pude estar presente físicamente durante la entrega, me sentí orgullosa y agradecida con todo el equipo, especialmente con Dani, Brenda y Juanito, al conocer la satisfacción de nuestros clientes con el resultado final.
Sin embargo, a pesar de haber visto imágenes, modelos en 3D y visualizado cada rincón en mi mente, nada se compara con la experiencia de recorrer el espacio en persona. Disfrutar de las sensaciones, las vistas y el ambiente en cada área del proyecto es invaluable y nos permite afinar nuestra capacidad de reinventar espacios.
Aunque prefiero diseñar conociendo el lugar en persona para experimentar todas las sensaciones y visualizar la mejor solución, he tenido la oportunidad de trabajar a distancia en varias ocasiones, obteniendo resultados exitosos. Aun así, considero que la mejor forma de analizar un espacio es estar físicamente presente en él.
Una de las partes más gratificantes de mi trabajo es ver cómo nuestras ideas se vuelven realidad, contribuyendo así a mejorar la vida de las personas. Me entusiasma saber que en nuestra firma contamos con talentosos creativos comprometidos con la excelencia y decididos a ofrecer un servicio excepcional.
¡Descubre nuestros servicios y comienza a transformar tu espacio hoy mismo! 💼🛋️