Recientemente la Sociedad Mexicana de Interioristas, SMI, afiliada a la International Federation of Interior Architects/Designers IFI, me otorgó la Cruz de Tolsá, distinción por una trayectoria ejemplar.
Este reconocimiento es una excelente ocasión para repensar el papel que tenemos como profesionales del diseño al servicio de la comunidad. Recibir un premio siempre es halagador; sin embargo, lo más importante es valorar la posibilidad que implica reflexionar en lo que hacemos todos los días y en recapacitar por qué y para qué lo hacemos.
Es una oportunidad valiosísima de voltear la vista atrás y agradecer a todas las personas que han creído en nosotros, que han confiado en nuestra capacidad creativa para transformar sus espacios. Es una increíble ocasión de agradecer y reconocer a todos nuestros colaboradores que hacen posible que nuestras ideas sean una realidad.
En la declaración de principios de la IFI señalan que: “Pertenece a la naturaleza humana no sólo utilizar los espacios sino también llenarlos con belleza y significado. Los espacios diseñados con maestría pueden despertar en nosotros una razón de ser o un sentido de lo profundo.”
Esta consideración es algo que no podemos dejar de lado, finalmente es en los espacios que son importantes para nosotros, en donde no solo experimentamos un sentido de placer sino también un sentido de pertenencia, de quiénes somos y lo que podemos llegar a ser. Los espacios diseñados cuidadosamente nos ayudan a aprender, reflexionar, imaginar, descubrir y crear. Esto resulta indispensable para el disfrute de la vida, además de que motivan las relaciones entre las personas, las ideas y el crecimiento del intelecto.
Como profesionales del diseño, nuestra responsabilidad es cultivar cada día nuestro talento creativo, analizar todas las opciones existentes, actualizándonos constantemente y capacitándonos siempre.
Nuestro propósito tendrá que estar encaminado a crear lugares que respondan a las necesidades humanas, generando espacios que sean disfrutables para los usuarios. Siempre tendremos que realizar un diseño responsable, considerando la mejor manera de emplear los recursos económicos y naturales existentes de un modo sostenible.
Al diseñar es necesario considerar la salud, la seguridad, el bienestar y las necesidades de todos. No podemos olvidar nunca que modelamos los espacios que forjan la experiencia humana. Al ser conscientes de que nuestro trabajo produce resultados y mejoras mensurables en los espacios interiores y en la vida de las personas que los utilizan, tomamos la responsabilidad de ejercer bien esta maravillosa profesión.
Finalmente, un interiorista profesional proporciona resultados con ventajas económicas, funcionales, estéticas y sociales que ayudan a las personas a comprender el valor de sus decisiones, beneficiando su manera de vivir. Es indispensable escuchar, observar, analizar, mejorar y crear ideas originales para diseñar espacios que posean un valor mensurable. Siempre debemos buscar generar belleza en cada una de nuestras creaciones.
Es nuestra responsabilidad educarnos a nosotros mismos y a nuestro equipo de trabajo, además de darles opciones informadas a cada una de las personas con las que tenemos el privilegio y el honor de colaborar. Debemos promover la profesión y abogar por el bienestar social, jugar un rol para facilitar la conservación de la diversidad cultural y establecer la relación de las personas con los espacios, basándonos en parámetros psicológicos y físicos para mejorar la calidad de vida de los usuarios.
Agradezco enormemente la distinción que se me otorga y, nuevamente, me comprometo a ejercer mi profesión de manera responsable, poniendo mi capacidad creativa al servicio de los demás para de esta manera poder contribuir con mi granito de arena a concebir un mundo más bello, más humano y más feliz.
Gracias